Hace unos días una amiga me explicaba que había escuchado hablar mucho sobre diferentes terapias holísticas, como el trabajo con constelaciones familiares, el reiki y demás, pero que no se atrevía a realizar ninguna sesión porque le daba miedo descubrir cosas de ella misma que no le gustarían. Le animé a probar alguna.
Como bien dicen muchos terapeutas, emprender el camino del autodescubrimiento y comenzar a cuestionarse a uno mismo es de valientes. No todo el mundo es capaz de hacerlo. No todo el mundo quiere hacerlo porque creen que no tienen ningún problema que resolver en sus vidas o sienten que no lo necesitan. A pesar de que no se sientan bien, a pesar de que estén constantemente quejándose del trabajo, de su día a día, juzgando a los demás y sintiendo dolor físico en su cuerpo.
Observarse en el espejo no es fácil
Estoy de acuerdo en que mirarse al espejo, mantener la mirada y aceptarnos plenamente a pesar de todo aquello que vemos y que a priori no nos gusta, no es fácil.
Tampoco lo es cuando nos enfrentan a nuestro interior. Cuando abrimos la Caja de Pandora y comenzamos a descubrir aquello que tenemos y que no sabíamos que existía en nosotros. Escuchar cosas que no nos gustan sobre nosotros mismos no es agradable. Pero es básico para avanzar en el camino, para crecer y evolucionar. Y, sobre todo, para sentirnos mejor. Porque es cierto que habrá un momento determinado en el que sintamos que estamos cayendo en un pozo sin fondo. Pero, poco a poco, empezaremos a ver la luz y a descubrir cómo todo se va colocando en su lugar.
Sí, probablemente volvamos a caer, pero ya no será tan dura la caída. Nos levantaremos y seguiremos caminando con la cabeza bien alta. Tratado de disfrutar del trayecto lo máximo posible.
Diría que la mayoría de personas prefiere no abrir esa puerta del auto-conocimiento. Prefieren quedarse como están, con lo que ya conocen. Se sienten cómodos ahí. Piensan que no hay nada más de ellos que no sepan, que todo está bien. Perfecto. Cada cual recorre su propio camino y toma sus propias decisiones. Es correcto.
Las terapias nos ayudan a conocernos
Sin embargo, a todos aquellos que sienten un mínimo interés por profundizar en ellos mismos, les animaría a hacerlo sin ninguna duda. Les alentaría a probarlo, a reservar alguna sesión con aquel terapeuta que les llame la atención, que le hayan recomendado, o con el que sientan afinidad. Si empiezan a trabajar en ellos mismos con constancia y compromiso, comenzarán un precioso camino que, aunque no sea llano, estará repleto de recompensas.
Vivir la vida desde la conciencia es como realizar una de esas Gran Rutas en la montaña. Quizás el trayecto esté lleno de pedruscos, subidas duras, bajadas complicadas… Pero al final, cuando llegas al destino, el paisaje es precioso y puedes reposar allí y disfrutar de la vista durante todo el rato que desees.
En nuestro caso, cuando vamos avanzando, cuando eliminamos una capa más de «la cebolla» y descubrimos un poquito más sobre nosotros mismos y sobre la vida, podemos disfrutar ese momento con paz y tranquilidad, orgullosos del trabajo realizado.
Y vamos haciendo rutas diferentes, en las que podemos estar solos, acompañados por amigos, familiares y/o terapeutas… y llegar a paisajes totalmente sorprendentes y maravillosos, aunque pasemos por parajes no tan placenteros.
Hay infinitos lugares a los que llegar, de la misma manera que hay diferentes caminos para transitar hacia cada uno de ellos. Podemos hacer uso de las terapias más habituales (psicólogos), o bien decidir utilizar alguna de la multitud de terapias holísticas que existen.
Reconozco que soy «un alma inquieta» y estoy constantemente buscando información a través de terapeutas, libros, vídeos de internet y demás. Quizás me voy al polo opuesto. Quizás soy una mujer de extremos y debo encontrar el equilibrio. Probablemente deba «dejarlo estar» -como me dijeron los guías a través del Oráculo de Vibrallum– durante un tiempo y dedicarme a vivir un poquito la vida sin recibir tanta información del exterior y centrarme en mí misma. Estoy en ello.
Al ganar conciencia nos encontramos con nuestras sombras
Ciertamente, cuando empezamos a ver de qué va «esto de la vida», cuando vamos poco a poco ganando conciencia y vamos descubriendo nuestro interior, nos encontramos con nuestra sombra y, eso, no es demasiado agradable. Vemos cosas de nosotros mismos que a priori juzgamos como «malas», porque siempre las hemos juzgado así en los demás.
Nos podemos dar cuenta de nuestra dependencia emocional, de que hemos tratado de llenar nuestro vacío a través de los demás, de que no sabemos amarnos, de que manipulamos a quienes más queremos de manera inconsciente, de que no nos sentimos merecedores de amor en nuestro interior, de que rechazamos a los demás porque no aceptamos aquello de ellos que está en nuestro interior… Vamos descubriendo multitud de cosas que pueden no gustarnos. Pero las tenemos que aceptar y seguir adelante.
Ser conscientes del por qué nos comportamos de la manera que lo hacemos es el primer paso para cambiar. Pero nadie dijo que fuera fácil. Como bien dice mi amiga gemela de alma: la teoría nos la sabemos muy bien, al dedillo, pero ponerla en práctica es complicado. Mucho.
Lo es tanto que, sin ir más lejos, yo hace años que me la sé y he seguido cayendo en los mismos errores, actuando prácticamente de la misma manera, aún sabiendo que no lo estaba haciendo bien, no lo sabía hacer de otra manera.
La buena noticia es que, aunque pensemos que no estamos avanzando, sí lo estamos haciendo. Lo que ocurre es que no siempre somos capaces de verlo. Aunque parezca que hemos caído en el mismo error por tercera o cuarta vez, no es así realmente, porque nos sentimos de manera diferente que la anterior vez que caimos. Eso ya es un logro y debemos celebrarlo y seguir confiando en nosotros.
Paciencia y fé
Paciencia y fé. Estas dos cualidades son básicas en el recorrido de la vida. Desde hace un par de días, cuando escribí sobre ellas en el artículo sobre la película musical IN THE HEIGHTS, diferentes personas me las han repetido en conversaciones que hemos tenido. Sí, ¡serendipias de la vida! Debemos tener paciencia con nosotros mismos, no exigirnos más de lo que exigimos a los demás, y confiar en el proceso. Todo va a ir bien si confiamos en nuestro instinto, si nos hacemos caso, si nos escuchamos, nos mimamos y nos cuidamos. Todo.
El crecimiento personal en la vida no se dibuja mediante una linea ascendente, sino que se hace mediante una espiral, lo que hace que sea una evolución progresiva, apenas visible que, en ocasiones nos lleva al mismo punto, pero habiendo quitado una capa más de la cebolla. Con lo cual, tenemos un mayor conocimiento. Así que, todo va bien.
Cambiar el patrón de comportamiento
La vida se trata de lecciones aprendidas y todos iremos viviendo situaciones similares hasta que aprendamos a comportarnos de manera diferente ante una misma situación. Hasta que cambiemos el patrón de comportamiento. Las terapias nos ayudan a detectar estos patrones.
Si cada dos por tres estamos discutiendo con nuestra madre, hasta que no decidamos conscientemente cambiar algo en nosotros cuando nos encaremos a aquello que nos moleste de ella, no cambiará la relación. Si nos encontramos constantemente con parejas no disponibles emocionalmente, hasta que no cambiemos y estemos nosotros disponibles para nosotros mismos en cada momento, no cambiará el tipo de pareja con el que nos encontremos. Por mucho que decidamos cortar la relación, no habremos sanado la herida. No habremos cambiado el patrón, y todo seguirá igual, aunque tengamos otra persona delante.
La ley del espejo
Todo se manifiesta de dentro hacia fuera. Todo lo que vemos y vivimos en la vida es un reflejo de nuestra interior. Vivimos bajo la Ley del Espejo. Así que, centrándonos en nuestro interior y dándonos nosotros mismo aquello que queremos, podremos manifestar en el exterior todo lo que deseemos. Centrándonos en nuestro interior y observando nuestros pensamientos, sentimientos y emociones respecto a la abundancia, el trabajo, el amor y las relaciones, podremos trabajar sobre ellos y tratar de cuidarlos y modificarlos para que nuestro mundo exterior sea más armonioso, apacible y pleno.
Por este motivo es importante el trabajo con terapeutas. Ellos nos ayudan a descubrir cosas de nosotros que, sin esa perspectiva externa, es complicado que conozcamos. Nos ayudan a tomar conciencia y es a partir de aquí cuando podemos empezar a cambiar hábitos y a evolucionar. Pero para ello nos tenemos que comprometer con nosotros mismos. Es como ir al gimnasio o hacer dieta. No se trata de algo puntual, ha de ser un trabajo constante y diario.
Cuestionémoslo todo
Lo que más me gusta del mundo del crecimiento personal desde la vertiente más espiritual es que constantemente te animan a cuestionar todo lo que dicen y a que te quedes con lo que realmente te sirva y resuene contigo. No se afirma nada como verdad absoluta. Eres tú mismo el que debe encontrar la verdad en lo que te dicen a través de tu experiencia vital. Y eso es maravilloso, porque sientes esa total libertad para decidir lo que va contigo y lo que no. Porque hay mil vías diferentes para explorar, diferentes tipos de terapias y terapeutas y, con el tiempo, ves como todas convergen en un mismo punto: potenciar nuestro empoderamiento, nuestro equilibrio en todos los aspectos y nuestra autenticidad.
Sí, estoy de acuerdo en que descubrir nuestras sombras puede ser aterrador. Pero todos las tenemos y lo que ganamos a través de ese autoconocimiento nos llevará a lugares inimaginables de paz y bienestar. Como siempre, quizás sea más fácil y cómodo vivir en la ignorancia, pero nos alejará de nuestro potencial, de aquella persona que podemos llegar a ser y de la vida plena que podremos alcanzar a vivir.
No podemos huir de nosotros mismos pues nuestras sombras siempre nos perseguirán hasta que no nos enfrentemos a ellas, las miremos fijamente, las aceptemos y las iluminemos. La luz siempre hace desaparecer la oscuridad, como el amor elimina siempre al miedo.
>> Crecimiento personal: El tabú respecto al verbo AMAR