Estos días, que nuevamente vuelvo a estar esperando un SÍ -en este caso el de las personas a las que propongo realizar una entrevista por Instagram- me estoy dando cuenta de todo lo que nos puede aportar un «simple» SÍ. Así que procedo a reflexionar sobre «la importancia del sí».
Un sí produce una enorme alegría interior. Un estallo de luz, de autoafirmación, de confianza, de felicidad y un enorme agradecimiento hacia la otra persona. Un «simple» SÍ. Es así. Lo estoy observando en mí. Me resulta fascinante. Me emociona.
A lo largo de nuestras vidas nos dirigimos a numerosas personas, lanzándoles propuestas, que nos deben responder con un SÍ o con un NO. Desde bien pequeños, cuando pedíamos a nuestros padres si podíamos hacer esto o lo otro. Si querían jugar con nosotros, si podríamos salir a la calle con nuestros amigos, si podrían comprarnos una chuchería o un juguete… Entonces ya nos «enfrentábamos» a esa cuestión terrorífica en las que estamos totalmente expuestos a lo que decida la otra persona.
No sé vosotr@s, pero yo tengo la sensación de estar siempre expuesta a esa vulnerabilidad, de estar siempre esperando esa respuesta que a veces puede cambiar el rumbo de nuestras vidas. Así de importantes pueden llegar a ser esos SÍes. Teniendo en cuenta que, a menudo, somos nostr@s mism@s los que nos debemos decir SÍ.
«Los SÍ son puertas que se van abriendo en nuestras vidas»
Vamos creciendo, dependemos de los SÍes de escuelas, o de institutos para seguir realizando la formación que queremos… Del SÍ de nuestr@s amig@s que deciden acompañarnos en el camino… Del SÍ de nuestras familias, que nos continúan acogiendo día a día. Tengamos en cuenta que no siempre es así, hay familias que dicen NO a sus hijos por motivos varios, que les «expulsan» de sus hogares aún siendo niños.
Esos SÍ son tan importantes… Ahora mismo me los imagino como pequeñas puertas que se van abriendo en el camino de nuestra alma en esta vida cada vez que seguimos a nuestro corazón.
Pero no son fáciles de recibir. Sigo sin recibir todos los SÍ que me gustaría. Imagino que porque debo trabajar aún más en todo ello, seguir elaborando herramientas para lograr esos SÍ que me lleven por el camino que me gustaría transitar. Es decir, realizar un trabajo interior. Un NO externo no deja de ser un NO que te estás diciendo tú a ti misma, pues «lo que pasa fuera» es un reflejo de «lo que pasa dentro».
Cuando se trata de encontrar apoyos económicos para desarrollar un proyecto cultural específico, han sido muy pocas las ocasiones en las que he recibido un SÍ de mis propuestas. Pero, os puedo asegurar que esos SÍ los guardo en mi corazón como oro en paño y no tengo claro que, quien dijo que SÍ, tenga consciencia de lo que eso significó para mí. Hay muchos SÍ que han marcado mi vida indudablemente. Imagino que a vosotr@s os pasa igal.
«Los No los debemos utilizar para seguir evolucionando»
Y, estoy escribiendo estas líneas, y recibo un NO. Los NO pueden llegar a provocar todo lo contrario: tristeza, frustración y, si no lo frenas, te pueden llevar a caer en un victimismo fácil que nos desempodera en cero coma.
Pero los NO, los hemos de utilizar para seguir tratando de abrir puertas. Debemos recomponernos y seguir adelante. Crecer, mejorar, evolucionar, trabajar en nosotr@s mism@s…
Sería eso que llaman el «umbral de frustración». Dicen que «una persona con alta tolerancia a la frustración es capaz de flexibilizar sus expectativas según las circunstancias, aceptando imprevistos y no concentrándose sólo en lo no logrado, sino también en lo sí alcanzado«. Sería algo así. Debemos aprender a convivir con la frustración y aprender de ella tratando de lograr que esos NO que recibimos, nos afecten lo menos posible.
Una de las cosas por las que más admiro a los actores y actrices es porque constantemente se deben exponer a la valoración de otras personas. Constantemente se están enfrentando a una elección, a que les den un SÍ o un NO, sabiendo que un SÍ en la mayoría de los casos cambiaría totalmente sus trayectorias profesionales; pero que lo más probable estadísticamente es que reciban un NO. Para ell@s un SÍ debe ser una explosión de colores indescriptible.
La importancia del SÍ en la vida personal
Sí, por un lado están los SÍ o los NO a nivel profesional. Pero, ¿qué me decís de los SÍ o NO de la vida? El SÍ de tus amigos cuando les invitas a una fiesta; el SÍ de tus familiares cuando les pides colaboración; el SÍ a tener un hijo, el SÍ del Test de Embarazo, el SÍ rotundo que esperas de la persona de la que estás enamorada para caminar por la vida unidas…
Bueno, en este último caso puede haber muchos SÍ a medias que nos dejan desamparados. «SÍ pero… a mi manera, no a la tuya» Y entonces, «te conformas» con pequeños SÍes: a un plan de fin de semana, a una cena, a un café rápido; y te sigues frustrando con el resto de NOes… Porque no tenemos claro qué está realmente escondido detrás de ese «medio SÍ», si un SÍ completo o un NO rotundo. Quizás simplemente sea un «SÍ a medias» y debamos tratar de aprender de él y seguir mirando dentro, no fuera, y darnos a nosotr@s mism@s ese SÍ rotundo que necesitamos. Aquí, sinceramente, aún ando algo perdida.
No os lo creeréis, pero ahora suena en la radio la canción «Donna» de Sergio Delma que dice así: «Y perdona que me acerque así. Yo también me sorprendí de mí. Y si quieres regálame un SÍ. Y si es un NO, no te molesto.» ¡Me encantan las sincronicidades!
Y recibo otro NO vía telefónica. Lo gestiono estoicamente. Es totalmente comprensible.
¿Y nosotr@s, sabemos decir SÍ y NO?
Pero no tan sólo nos hemos de enfrentar a los SÍ o NO que vienen de otras personas. A veces nosotr@s mism@s somos los que debemos decir SÍ o NO a otras personas y, entonces, es cuestión nuevamente de mirar adentro y tener claro lo que queremos realmente.
Admito que siempre me ha costado decir NO. Y aún me cuesta. Supongo que porque soy consciente de la frustración que puede provocar esa respuesta. Pero, a medida que yo he ido sabiendo aceptar el NO de los demás, y he visto que muchas veces ese NO era beneficioso para mí a largo plazo; he aprendido que mis NOs a otras personas son en realidad un SÍ a mí misma. Y que muchas veces mis SÍes han sido un NO a mi verdadera esencia. Así que debo respetar mis NOs, saber compartirlos y seguir aprendiendo a sentirme bien con ello. Lo he de hacer porque, ante todo, debo respetarme a mí misma. Aquí estoy en otro camino que aún debo aprender a recorrer.
Sé que en mi vida he dicho NOs que han dolido. Pero eran NOs que salían desde mis entrañas y no podía seguir ocultando durante más tiempo. Ni a mí misma, ni a las personas involucradas. En mi caso, esos NOs que tanto me cuesta pronunciar, los siento en mis entrañas, en la boca de mi estómago, doloroso, profundo, queriendo manifestarse a gritos. En cambio, yo les dejo salir con cierta vergüenza y temor. Pero van saliendo. Al menos, creo que es así.
«Un SÍ cambia todo…»
Tras esta reflexión, sigo adorando el SÍ; pero le tengo un poquito menos de rabia al NO, porque lo veo como un reto, una especie de señal de que debemos seguir avanzando en nuestro desarrollo personal. Y un NO, venga de donde venga, siempre nos invita a hacer un SÍ hacia nosotr@s, a seguir confiando en nosotr@s y en la vida.
Dejadme finalizar este artículo con unas líneas que acabo de encontrar por internet escritas por Mireia Long:
«Un SÍ cambia todo. Un SÍ inspira, motiva, acompaña, da alas. Un SÍ en un momento dado transforma todo, hace que las cosas sean posibles, que lo que parece dudoso pueda ser una oportunidad, que confiemos más en nosotros mismos y también en los otros.
Un SÍ abre las vías de la comunicación, invita al otro a expresarse, a sacar lo mejor de sí mismo, incentiva la colaboración, la cooperación y el apoyo mutuo. Un SÍ es la base fundamental para crear sinergias.»
Amén.
Ahora mismo me encantaría alzar una copa de cava, brindar y dar las gracias a todas esas personas cuyos SÍ han iluminado mi vida y la han hecho más «fácil». Gracias por vuestros SÍ. Gracias por confiar en mi.
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