He escrito un libro que editaré en las próximas semanas. Su nombre es ‘EL VERBO AMAR y el camino hacia el desapego’. Aún no lo he publicado y ya está revolucionando mi entorno, provocando reflexiones y dudas. Más por las ideas que transmite que por la historia que narra. Ese es el objetivo: remover conciencias, que quien lo lea pueda reflexionar sobre su propia vida, sus vivencias y sus relaciones.
Lo he compartido con varias personas de máxima confianza y he recibido diferentes feedbacks. Uno de los que más me llaman la atención es el concepto tan diferente que podemos tener las personas respecto al verbo AMAR.
Hace varias semanas, cuando estaba reescribiendo la introducción, le pregunté a tres amigas qué entendían ellas por la palabra AMAR. Si ellas amaban tan sólo a sus parejas o también a sus amigos y familia. Les explicaba que yo entendía el verbo AMAR como un concepto global y que aamaba tanto a mis parejas, como a mis ex parejas, como a mis familiares más cercanos y a mis amigos más íntimos. Dos de ellas me dijeron que estaban de acuerdo conmigo. Una de ellas, me dijo que no. Que ella tan sólo amaba a su pareja. A sus amigos -y no a todos- les tenía cariño. Simplemente.
Días después volví a tener un debate similar con otra persona cercana. Me expresaba que no entendía cómo yo podía AMAR con tanta facilidad, pues ella tan sólo había amado a tres personas a lo largo de su vida, y no le resultaba fácil amar. Es más, que ya no las amaba, pues formaban parte de su pasado.
Creo que una parte del conflicto es la «idea equivocada» que tenemos en cuanto a la palabra AMOR en castellano. En inglés es más fácil. Tan sólo existe la palabra LOVE. Allí en Inglaterra y en los paises anglosajones «everyone loves each other«. Todo el mundo se ama. Escuchas «I Love You» constantemente. En catalán también decimos «t’estimo» con cierta facilidad.
Pero parece que en castellano, la palabra AMOR adquiere un significado mucho más único y selectivo. Yo difiero en esto, puesto que para mí tiene un significado mucho más global. AMOR es todo. Somos AMOR y nuestra esencia es AMAR.
Aunque yo AME a mis amigas, amigos y ex-parejas, no implica que esté enamorada perdidamente de ellas y ellos. Significa que les admiro y les valoro tal y como son y que me siento afortunada y agradecida porque formen o hayan formado parte de mi vida, por todo lo que me han aportado.
El verbo Querer vs el verbo Amar
El enamoramiento es otro tema. Además, existe la diferencia entre «querer» y «amar».
Borja Vilaseca explica que existe una «abismal diferencia» entre querer y amar. Dice que «querer es una conducta egocéntrica. Consiste en desear algo que te interesa, un medio para lograr un fin. Cuando quieres a alguien estás pensando en ti y utilizas al otro para saciar tus deseos y expectativas.» Ves a la otra persona como tú quieres que sea y no como es.
Añade que «el enamoramiento es la máxima expresión del querer y surge desde el inconsciente». En ocasiones nace desde esas carencias que tenemos, de esas necesidades no cubiertas, de las heridas internas no sanadas, muchas de las cuales provienen de nuestros niños o niñas interiores. Es Atracción Fatal, cual imán.
Cuando nuestra autoestima no es sana, o tenemos alguna herida emocional, atraemos a nuestra vida a aquellas personas que potenciarán esas carencias. Por eso es importante cuidarnos emocionalmente y sanar nuestra autoestima. Sólo así podremos atraer a nuestra vida a personas que reflejen esa armonía. Nos enamoramos de aquel que refleja nuestro interior.
Borja Vilaseca continúa hablando sobre el verbo AMAR: «Amar es una actitud totalmente diferente: es comprender, aceptar, respetar, valorar, escuchar, agradecer, entender, ofrecer y, en definitiva, ser amable en cada momento y frente a cada situación. Es un comportamiento consciente y altruista que consiste en que seas cómplice del bienestar de los demás«.
Amar es una elección consciente
El AMOR es una elección consciente y supone aceptación total, tanto si esa persona decide seguir a tu lado, como si no. También puedes AMAR a una persona y decidir emprender un camino por separado, pues tienes otras necesidades. El AMOR no acaba, se acaban las relaciones. Se acaba el romanticismo, el enamoramiento, el erotismo y el sexo.
El popular libro ‘El Principito’ también explica con total claridad la diferencia entre «querer» y «amar»:
—Te amo —le dijo El principito.
—Yo también te quiero —respondió la rosa.
—Pero no es lo mismo —respondió él, y luego continuó— Querer es tomar posesión de algo, de alguien. Es buscar en los demás eso que llena las expectativas personales de afecto, de compañía. Querer es hacer nuestro lo que no nos pertenece, es adueñarnos o desear algo para completarnos, porque en algún punto nos reconocemos carentes.
Querer es esperar, es apegarse a las cosas y a las personas desde nuestras necesidades. Entonces, cuando no tenemos reciprocidad hay sufrimiento. Cuando el “bien” querido no nos corresponde, nos sentimos frustrados y decepcionados.
Si quiero a alguien, tengo expectativas, espero algo. Si la otra persona no me da lo que espero, sufro. El problema es que hay una mayor probabilidad de que la otra persona tenga otras motivaciones, pues todos somos muy diferentes. Cada ser humano es un universo. Amar es desear lo mejor para el otro, aún cuando tenga motivaciones muy distintas. Amar es permitir que seas feliz, aún cuando tu camino sea diferente al mío. Es un sentimiento desinteresado que nace en un donarse, es darse por completo desde el corazón. Por esto, el amor nunca será causa de sufrimiento.
Amar es darte un lugar en mi corazón para que te quedes como padre, madre, hermano, hijo, amigo y saber que en el tuyo hay un lugar para mí.
Dar amor no agota el amor, por el contrario, lo aumenta. La manera de devolver tanto amor, es abrir el corazón y dejarse amar.
– Ya entendí, dijo la rosa.
– No lo entiendas, vívelo, dijo El principito.
Así pues, El Principito también nos invita a AMAR, no a querer. AMAR ofreciendo libertad y permitiendo que cada cual sea tal cual es. AMAR aunque la otra persona ya no forme parte de tu vida.
Buscando por internet encontré una frase que también evidencia esta diferencia: La diferencia entre «gustar», «querer» y «amar» es la misma diferencia entre «por ahora», «por un tiempo» y «por siempre». El AMOR es «por siempre», no finaliza, nunca acaba.
¿Se puede amar demasiado?
Hace unas semanas también me dijeron «Es que tú amas demasiado». Realmente, ¿se puede medir el amor? ¿Qué significa amar demasiado? ¿Por qué, en general, se restringe tanto el uso de la palabra AMAR? ¿Por qué no sentimos más AMOR? ¿Tan complicado es?
Por su parte, la psicoterapeuta Nilda Chiaraviglio también afirma algo con lo que estoy totalmente de acuerdo y que llevo años repitiendo en «mis discursos» a mis amig@s:
«El amor es un verbo, es una decisión de conducta que tomamos a nivel consciente todos los días de nuestra vida. Es una capacidad que se desarrolla a medida que la practicamos. Nace en el interior e uno mismo y no en la relación de pareja o de otros tipos de vínculos. Si la limitamos a nuestra relación de pareja (o a lamentar que no amo porque no la tengo), nos iremos aislando de una de las características propias del ser humano, somos seres sociales.
Las redes afectivas suman vínculos que se complementan con familiares, amigos, conocidos, los “ex” y los amantes, integrando y consolidando nuestro mundo afectivo.
Si se elige amar desde la inclusión y no la exclusión o sustitución de los amores, desde lo horizontal o parejo y no las jerarquías y la competitividad dentro de los vínculos, entonces desaparecen la exclusividad y la amenaza y se construyen redes afectivas que si se cultivan llenarán nuestras vidas de armonía, serenidad, bienestar y placer compartido. El amor se construye y se desarrolla paso a paso, todos los días, los vínculos se transforman en infinitos tipos de relaciones, en vez de desecharlos.«
Decidimos AMAR a nuestras parejas, cuidar la relación a diario, regarla con cariño y esmero porque nos permite compartir momentos especiales, expandirnos y ser mejores personas.
Teal Swan explica, en un vídeo que publicó esta semana, que para construir una relación hacen falta dos personas, pero para romperla, tan sólo es necesaria una. Dice que «si tomas responsabilidad de tu parte de la relación aportando siempre lo mejor de ti, al final del día podrás vivir contigo mismo porque has sido la persona con la que querrías estar en una relación«. Se trata de eso, de decidir AMAR desde la conciencia.
El AMOR, si realmente existe, no se acaba, se transforma. Los caminos se separan porque surge la necesidad de expansión hacia otro camino, por incompatibilidades, o simplemente porque la relación no era equilibrada ni armoniosa y debía llegar a su fin.
Vosotros, ¿qué pensáis? ¿Amáis con facilidad? ¿Decís «te quiero» o «te amo» con frecuencia? ¡Espero comentarios!
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