Creo que uno de los artículos que más me gusta escribir es éste, el del balance del año. Si tuviera que definir con una palabra este año lo haría como he titulado este artículo: 2021 un año intenso, tanto a nivel global como a nivel personal.
No es necesario que entre a detallar todo lo que se ha vivido este año a nivel mundial, pues los medios de comunicación están repletos de esta información y tod@s lo hemos presenciado, cada cual desde nuestra propia perspectiva. Así que entraré a detallar lo que ha supuesto para mí y para mi entorno este 2021.
Para mí y para muchas de las personas que forman parte de mi vida, 2021 ha sido un intenso año de cambios. En las últimas semanas me he dado cuenta de que este año varias de mis amistades han vivido estos últimos meses hechos que modificarán para siempre sus vidas: nuevas viviendas, separaciones, embarazos, cambios laborales, nuevas parejas…
Un punto de inflexión
En mi caso, 2021 ha supuesto un importante punto de inflexión en mi vida. Tras un primer semestre apático y aparentemente estable, el verano llegó con una arrolladora agitación emocional que me llevó a un viaje hacia mi interior realmente transformador.
El tercer trimestre del 2021 para mí fue muy desafiante. Hice cosas que hasta entonces nunca había hecho, como viajar sola, conectar conscientemente con la naturaleza y la montaña o escribir un libro que sanó mi alma. En este proceso aparecieron en mi vida nuevas personas que alimentaron mi ilusión y me ayudaron enormemente en mi particular camino del crecimiento personal.
De alguna manera, todo el trabajo individual realizado durante este tiempo se vio mágicamente recompensado en el cuarto trimestre del año, cuando recibí uno de los mayores regalos de mi vida que constataba que todo lo vivido y aprendido había dado su fruto. Pero debo seguir trabajando en mí misma.
Las relaciones, reflejo de nuestro interior
Este año intenso 2021 me ha hecho aprender e integrar mejor los conceptos de la Ley del Espejo y de la Ley de la Atracción (o de la Asunción). Es fascinante cómo en nuestra vida reflejamos aquello que somos y sentimos a cada instante. Especialmente lo que está en nuestro inconsciente y no permitimos que salga a la luz.
También es impresionante el poder que tenemos para manifestar nuestros sueños y deseos. Si nos lo creyéramos un poquito más, viviríamos prácticamente en el paraíso. La cuestión es que cada cual tiene su propio proceso, y todos estamos repletos de dudas, miedos e inseguridades. Nuestro reto es ir superándolos día a día.
Nuestras relaciones nos hablan de nosotros. Siempre habrá personas que lleguen y que se marchen de nuestra vida. Algunas nos acompañan en sintonía en nuestro camino, otras reflejan nuestras partes por sanar y nos pueden provocar dolor y sufrimiento. De todas ellas tenemos aprendizajes por hacer. Cuanto más aprendamos, cuanto más sanemos nuestras heridas internas, más armoniosas serán las relaciones que vivamos. Es fascinante tener integrado este concepto. Esencialmente, porque dejamos de culpabilizar a los demás, y nos responsabilizamos de nosotros mismos por completo, asumiendo el timón de nuestras vidas.
Gracias al intenso año 2021
Mirando hacia atrás, me siento tremendamente agradecida por todo este año 2021. Especialmente, por todas las personas que están a día de hoy a mi lado. Aquellas que, conociéndome con mis defectos y virtudes, siguen acompañándome en el camino tras el paso de los años. Aceptándome tal y como soy y respetando mis decisiones y mi manera de ver la vida, aunque no me entiendan demasiado. Tampoco pasa nada, a veces no me entiendo ni yo misma.
Para mí las relaciones, los lazos que conectan a unas personas con otras, son esenciales en esta vida. Yo reconozco que me nutro infinitamente de todas ellas y estoy muy agradecida por cada una de las conexiones que tengo. Con aquellas que siguen fortaleciéndose con el paso de los años, y con las que estoy construyendo desde cero este nuevo año.
Las relaciones interpersonales deben ser de ida y vuelta y me siento afortunada por tener las amistades que tengo: son recíprocas, equilibradas, honestas y nutridoras. Todas me suman.
También me siento especialmente agradecida por mis padres. Un año más me han demostrado que son unas maravillosas personas, que me aceptan y me quieren tal y como soy. Apoyan y respetan mis decisiones y no dejan de cuidarme ni de velar por mi bienestar. Estoy tremendamente orgullosa de ellos, de su evolución personal y de su generosidad en todos los aspectos.
Este 2021 intenso me ha hecho darme aún más cuenta de lo afortunada que soy por las relaciones que tengo y, de alguna manera, también me ha permitido confiar más en mi misma y quererme un poquito más. Pero sé que aún tengo camino por recorrer.
Por un 2022 repleto de bienestar
Para el nuevo año deseo seguir nutriendo mis preciadas relaciones tanto como sea posible; así como seguir alimentando mi alma y conociéndome y aceptándome cada día más.
A nivel global, deseo AMOR, BIENESTAR y LIBERTAD para cada uno de nosotros.
Me encantaría vivir en una sociedad donde imperara el respeto, la tolerancia y la salud emocional. Que el AMOR supere al miedo siempre. Que no dejáramos de aprender a conocernos y a amarnos a nosotros mismos, pues sólo así podremos tratar de comprender y amar a los demás.
Aunque pueda parecer lo contrario, creo que cada vez hay más puntos de luz en este mundo. Hay esperanza. Cada vez hay más personas conscientes que iluminan al resto y propagan amor y respeto sin expectativas. Que sigan creciendo.
Gracias por estar al otro lado de la pantalla. Os deseo un 2022 cargado de buena energía en el que vuestros pequeños o grandes sueños se vayan manifestando así como lo deseéis. No dejéis de confiar en vosotros mismos, en vuestro potencial y en la magia de la vida. ¡Feliz año nuevo!
Finalizo compartiendo el artículo de mi querida Vanesa Requena en su proyecto Vibrallum sobre 2022: el año que habla de Amor. Que así sea.